domingo, 18 de agosto de 2019

Somos y hemos salido bien.

Somos guerreros vestidos de emociones crudas.
Somos los que tratamos desesperadamente de hacer las cosas bien.
Somos los que vamos arreglando la angustia de padres.
Somos los que en algún lugar del camino olvidamos arreglarnos a nosotros mismos.
Somos aquellos en los que nos hemos convertidos en los propios adultos y eso, sin saberlo, resultó ser nuestra misión de vida.
Somos los que llegamos para arreglar nuestro mundo circundante.
Somos aquellos que fuimos niños geniales con otros niños, sabíamos cómo jugar y durabamos largos ratos.
Somos esos que la mayor parte del tiempo queríamos cerrar nuestra puerta y olvidar el mundo que nos rodea. 
Somos a veces los que nos damos cuenta de quienes hemos llegado a ser disfrutando nuestra propia compañía.
Somos los que creamos en la mente historias, solo por dar la bienvenida a la noche y para apagar la realidad.
Somos los que podríamos ser los héroes de nuestro propio universo, vestidos de fantasías que pocos iban a entender de todos modos.
Somos un dulce escape de confort no solo al arte, a los libros o rompecabezas, y etiquetarnos como raros.
Somos a los que algunas apuntaron como alguna de las cosas que la gente no suele entender.
Somos aquellos que a medida empezamos a crecer, nuestros oídos se olvidaron de tomar un tiempo libre, elegimos no hablar, solo para evitar la atención y en lugar de eso ofrecimos odios a quienes necesitan ser escuchados.

Lo que no sabemos es que todo el mundo necesita un oído que escuche. A si que... Lo guardamos todo, llevando angustias y capítulos oscuros pasando almas durante mucho tiempo. 

Somos los que por las noches nos olvidamos de dormir, porque la mente estaba ocupada vagando horizontes interminables.
Somos los que nos gustaría caer en el amor, con el mundo, con la naturaleza, con el, con ella. Lo daríamos todo.

Alguna vez pensamos que lo teníamos todo... Si tan solo alguien nos hubiera dicho que se nos permitió compartir los capítulos oscuros también...

Somos los que nos volvimos un espejo para nuestro propio amor.
Somos aquellos que nos llevó años darnos cuenta que el amor no viene de forma perfecta y de diferentes tamaños. Y que los fragmentos que habíamos recogido a lo largo de nuestro camino eran válidos como los que habíamos visto en los ojos de los demás...

Somos uno.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario